en el siglo IX donde se inventó el primer abanico abatible. Se atribuye su invención a un fabricante japonés que tuvo la idea al observar las alas de un murciélago. Corrobora esta leyenda el hecho de que los primeros abanicos plegables se denominaban "komori", palabra que en japonés significa murciélago. En Europa, el abanico plegable aparece en el siglo XVI, probablemente a través de Portugal, país que en aquella época mantenía una intensa actividad comercial con Oriente.
Originalmente surgió como meramente funcional pero más tarde llegó a ocupar un importante papel en la etiqueta y baile Japonés.